GOLOSINAS DE LA INFANCIA

Bajábamos corriendo con mi hermano del departamento de dos dormitorios en el Parque Posadas y mirábamos a ambos lados de la calle antes de cruzar. Íbamos ansiosos y apurados. Llegábamos al kiosko y esperábamos, callados y cordiales, a que nos atendieran. Pagábamos con monedas de las chiquitas, y antes de volver a cruzar la calle ya estábamos desenvolviendo el primero. 


Qué era eso tan rico? Decían que estaba hecho con banana. Decían, pero nadie podía confirmarlo.
Quién los hacía? Todo un misterio teniendo en cuenta el envoltorio de plástico transparente sin nada escrito.
Las malas lenguas decían que los comerciantes los compraban en el Chuy sin pagar impuestos, o que los traían de contrabando desde Brasil.


Pero qué ricos, y qué contentos nos ponía, comer Ticholos....




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