Y UN DÍA

Y un día mis viejos empezaron a comprar Clarín. Miraban los precios de los anuncios y comentaban. Y miraban los pedidos de trabajo y anotaban. Y leían sobre la política. Y ojeaban la parte policial. Y un día me animé a preguntarles, medio en chiste, medio en verdad, eso que estaba sospechando y que me hacía meditar tanto. Y se sorprendieron. Y me dijeron que sí, que nos mudábamos para la Argentina.

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