Arrayán

Si algún día vuelvo a vivir en una casa con fondo y plantas, quiero tener un cerco hecho con arrayanes. Me haría muy feliz ver ese cerco tan alegre y lleno de frutitos rojos, naranjas y amarillos. Y en primavera, cuando florezca, volvería a sentir el dulce aroma de las tardes de domingo en la casa de mis abuelos, allá en el barrio La Espada.

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